Escribo este post con la idea de prevenir una acción inadecuada de parte de la alcaldía, a raíz de que encontré que marcaron la probable colocación de bolardos o algún otro elemento de confinamiento.

Hoy vi el desempeño de esos puntitos: ya tuvieron un impacto sobre la forma de circular. Como esta calle desemboca en una plataforma – reductor de velocidad en las esquinas de Cuauhtémoc y de Malintzin, el tránsito tiende a fluir lento en ciertos horarios, las mañanas, las tardes y los fines de semana.
Esta mañana, como decía, el tránsito fluye lento e impactado por esos puntitos: los autos se acomodaron en dos carriles. Esto ocurrió porque la separación de los puntos es de 5 metros aproximadamente y no de 4.30, que es una dimensión adecuada para generar una calle compartida.

Este acomodo de bolardos, a 5 metros de separación va acompañado de un riesgo adicional, en caso de que queden muy separados linealmente y los autos quepan en batería. Si cada punto representa un bolardo, eso ocurrirá: saturación de coches entre las dos plazas.

En esta imagen satelital de la calle de 16 de Septiembre, Centro de la Ciudad de México, vemos que los autos circulan de uno en uno, y también vemos una medición aproximada de 4.11 metros, que nos diría que el ancho entre bolardos es de entre 4.00 y 4.20.
En el caso de Calle del 57, también en el Centro de la Ciudad de México, tenemos una dimensión de unos 4 metros. ¿Qué se espera de un diseño así? La circulación en un carril, pero los rebases son posibles cuando un vehículo hace alguna maniobra de ascenso y descenso, pero la velocidad disminuye y eso garantiza la circulación compartida.

Colocar bolardos 5 metros de separación, lejos de beneficiar a los peatones, los perjudicará. Más velocidad sin congestión, más autos atorados cuando la haya, también mayores dificultades para cruzar la plaza. Ojalá la Alcaldía corrija el proyecto a tiempo.


