En el Centro de Coyoacán hay desorden y el desorden favorece la corrupción. Esto podría convertirse en un problema grave y creciente. Este desorden se manifiesta de varias formas: más suciedad, más comercio informal y automóviles mal estacionados.
Pareciera que el tema de los parquímetros es tabú. Un par de intentos ha fracasado. Uno de ellos a días de su instrumentación. Yo sostengo que, por un lado, ha faltado voluntad, y por otro, estrategia. Los opositores han sido muy sonoros; los partidarios permanecen en silencio.
Hay distintas zonas de Coyoacán en las que urgen los parquímetros. Naturalmente el polígono que podríamos llamar central, es decir Villa Coyoacán y áreas colindantes (diría por lo menos de Venustiano Carranza a Londres, de Abasolo a Ayuntamiento). Este trazo es bastante arbitrario y tengo ciertas dudas en los límites. Me refiero en concreto a espacios en los que es muy difícil encontrar un lugar de estacionamiento gratuito.

En esta zona podemos encontrar una baja rotación e incluso domina la dependencia del «franelero» ese parquímetro «autogestionado» que está asociado a la ilegalidad: extorsión, presiona al automovilista al pago; distribución de drogas, varios de los franeleros del centro de Coyoacán son dealers; dobles filas y estacionamiento en áreas peatonales. Hay complicidad del escaso personal de tránsito, de la policía preventiva y de la auxiliar.
Otras zonas complejas son entornos de espacios específicos: Oasis, Hospital de la Ceguera, Prepa 6, Londres y Corina, entre otros. En el caso concreto de la cercanía a Oasis tenemos la solución: hay que comenzar la instrumentación en un polígono lejano al centro de Coyoacán. Diría que algo así:

Es decir, partir, sobre todo, de las calles que están entre Francisco Sosa y Miguel Ángel de Quevedo en el extremo poniente de Santa Catariona: Panzacola, Salvador Novo, Zaragoza, además de Pérez Valenzuela y la propia Francisco Sosa; así como establecer restricciones en las calles angostas de la zona, como Florida, Torresqui, Tlapancalco, de la Reforma, Montecristo; determinar si en Callejón del Río, Parras, Cerrada Miguel Ángel de Quevedo, Cerrada Pedregal o alguna otra, procede la instalación de parquímetros o se establece algún criterio de estacionamiento limitado a vecinos.
Debe haber una gran campaña de información, no dejar que sean las mantas de una organización las que hagan la comunicación. Voluntad y estrategia significa eso: darnos cuenta que los parquímetros son necesarios pero que no pueden ser impuestos sin que la comunidad conozca el programa y se garanticen los máximos beneficios a los menores costos.
A su vez, bien valdría revisar la funcionalidad del reglamento en materia de estacionamiento en vía pública para Coyoacán. Yo sostengo que deberíamos revisar al menos dos elementos. El primero es la determinación de áreas (callejones, calles estrechas, con funcionalidad terciaria) en las que el programa no aplique, que simplemente queden restringidas al estacionamiento de vehículos no acreditados. El segundo es la posibilidad de minimizar el impacto visual de los muebles (aunque este ya está resuelto en otras zonas patrimoniales de la ciudad), como por ejemplo utilizando el modelo de Huamantla: una talavera enumera los cajones (son como 7 mil en todo el centro de Coyoacán) o establece información para enlazar al usuario con el sistema.

