El Pueblo de Xoco ha sufrido los embates del desarrollo inmobiliario. Al lado de una pequeña iglesia del siglo XVII se construyó el edificio más alto de la ciudad y se están construyendo otras edificaciones, como un centro comercial y un desnivel que conectará todo el conjunto.
Al decir que Xoco es un modelo para Coyoacán no me refiero a los rascacielos o a la invasión inmobiliaria. Me refiero a la inversión que, como compensación al desastre, se lleva a cabo en este momento en el Pueblo. La transformación de las calles interiores en vialidades de tránsito calmado con una buena intervención que hace intuitivo el uso del espacio: calles compartidas con una textura en el piso.
Lo pueden ver en esta imagen, donde pueden ver todo al mismo nivel pero con las piezas colocadas en distinto patrón marcando los límites entre áreas peatonales y áreas de circulación, pero al mismo dejando en claro que todo es peatonal o que el auto debe bajar la velocidad. También hay un patrón de áreas verdes, como se aprecia en los laureles que están a la izquierda de la imagen.

No me gusta cómo se hace la transición del espacio interior del pueblo hacia la zona de rascacielos, eso es notoriamente excluyente, refleja el desprecio del desarrollador hacia el mismo pueblo, pero sin duda, al interior de Xoco se están haciendo bien las cosas.

El proyecto de medidas de mitigación incluye la mejora del entorno del templo de San Sebastián Mártir, así como su restauración. Esto ya está concluido. Quedó muy bien.

Hay una búsqueda de la memoria colectiva: el puente de Xoco, que se recupera a través de las bancas que se han colocado en distintos puntos del proyecto.

Y un tema clave es el tratamiento de los callejones. Bien iluminados, con una paleta de colores estudiada para la zona, se vuelven lugares agradables y no sitios que generen temor o inseguridad, como en otras partes de la ciudad.

Entonces, cuando elogio lo que está sucediendo en Xoco pienso en San Diego y San Mateo Churubusco, en Barrio San Lucas, en Villa Coyoacán, en Santa Catarina y en La Conchita, pero también en Cuadrante de San Francisco, Barrio del Niño Jesús, Barrio de la Candelaria, Pueblo de los Reyes, San Pablo Tepetlapa, Pueblo de Santa Úrsula, Copilco el Alto y el Bajo, Oxtopulco, San Francisco y la Magdalena Culhuacán. Es decir, diseñar intervenciones integrales que contribuyan a la preservación, al disfrute y a una mejor integración urbana (en esa parte Xoco queda débil frente a los edificios, las vialidades y la marcada división entre el pueblo y lo moderno).
Me gustan las calidades de Xoco y la forma en que están siendo rescatadas; me encantaría ver este tratamiento en los pueblos y barrios de Coyoacán.

